A las empresas tecnológicas de Asia no les está resultando fácil cumplir con las sanciones que Estados Unidos, Europa y sus aliados impusieron contra Rusia, después de la invasión y los sangrientos bombardeos a objetivos militares y civiles de Ucrania desde el 24 de febrero.
Las sanciones abarcan casi todos los productos fabricados utilizando tecnología estadounidense. Desde teléfonos inteligentes, computadoras y consolas de juegos hasta equipos de telecomunicaciones y microchips.
Muchas empresas de tecnología asiáticas fueron tomadas por sorpresa, dado el alcance y la rapidez de las sanciones económicas y financieras aplicadas al gobierno de Vladimir Putin y a los oligarcas rusos que se benefician de su gobierno.
Especialmente para las empresas que no formaban parte de la represión que anteriormente había impuesto los Estados Unidos contra el gigante chino Huawei Technologies.

Las sanciones “son difíciles, complicadas y vagas”
El presidente de Getac Holdings de Taiwán, James Hwang, afirmó que se configuró “rápidamente un equipo de ocho personas para estudiar las sanciones económicas y las leyes de exportación de EE. UU.”
Agregó que las sanciones “son tan difíciles, complicadas y vagas. Incluso tuve que buscar el término ‘doble uso’ y todavía no estamos muy seguros de si nuestros productos caen dentro del alcance de los controles”, dijo Hwang en declaraciones para Asia Nikkei.
Como tecnologías y productos de doble uso, se definen todos los bienes y servicios que sirven para el campo civil y militar. Tal etiqueta se considera un criterio clave para determinar con precisión si tales exportaciones están sujetas a controles.
Uno de los fabricantes asiáticos de computadoras de alta capacidad en Europa que exporta parte de su producción a Rusia es Getac. En el mercado ruso de teléfonos inteligentes también participan en una alta proporción Samsung de Corea del Sur y Xiaomi de China.
Mientras que las empresas líderes de Taiwán Acer y Asus, al igual que la china Lenovo, compiten por el mercado de PC de Rusia. Así mismo, la coreana LG Electronics, que produce y vende electrodomésticos en ese país. Y la empresa Sony de Japón que tiene allí muchos años vendiendo sus productos electrónicos.
La regla que aplica EE. UU. para castigar
La Reglamentación de Productos Extranjeros Directos, está siendo utilizada por EE. UU. como un arma clave de control comercial. Esta herramienta está siendo utilizada para el bloqueo de envíos de productos fabricados con partes o tecnología estadounidense.
La regla (FDRP en inglés) incluye los productos fabricados por empresas no estadounidenses. Esta misma estrategia de sanciones fue utilizada por la Casa Blanca para bloquear el acceso de Huawei a los proveedores mundiales de semiconductores.
Los expertos afirman que las prohibiciones a las empresas de tecnología van más allá de los chips y otros componentes para computadoras. Además de los equipos de equipos de telecomunicaciones y de seguridad de la información, se incluyen computadoras, sensores y láseres. Es probable que también, equipos electrónicos como portátiles y smartphones.
“Una amplia gama de dispositivos electrónicos y de telecomunicaciones de consumo podría estar sujeta a los controles de exportación ampliados en Rusia, con la excepción de algunos dispositivos de comunicación de consumo destinados a ciertos usuarios finales rusos”, indicó Clinton Yu, un abogado experto en regulaciones de comercio internacional del bufete Barnes & Thornburg.
Las computadoras con funciones avanzadas para juegos podrían estar en el conjunto de productos sujetos a las sanciones, reveló un alto funcionario comercial de Taiwán, luego de una evaluación preliminar hecha a la declaración de sanciones. Lo que está detrás de esto es que los equipos de juegos pueden usarse con fines militares también.
¿Cómo saber a qué manos van a parar los equipos?
Para determinar si un producto o componente entra en la regla FDPR es buscado su Número de Clasificación de Control de Exportación (ECCN) relevante. Dicho número después debe cotejarse con las regulaciones comerciales establecidas por los Estados Unidos.
El problema es que “no todos los fabricantes han clasificado sus productos y, por lo tanto, algunos no sabrán qué ECCN se aplicarían a sus productos”, explica Christopher Timura, un abogado de comercio internacional de Gibson Dunn.
“Cuando esto ocurre, a veces trabajamos con un comprador o un fabricante para determinar el ECCN de un producto”, señala. Generalmente, para esto es necesario “sentarse con un ingeniero o desarrollador para conocer un producto y determinar si tiene características que se describen en un ECCN”.
Según Timura “en la práctica, puede ser muy difícil identificar a los usuarios finales militares que no están específicamente identificados por el [Departamento de Comercio]”. Por otro lado, “las empresas no siempre estarán dispuestas a responder las preguntas que pueda hacer sobre su apoyo anterior a los usos finales militares” o pueden tener impedimentos legales.
Todas las empresas asiáticas afectadas indirectamente por las sanciones están estudiando con detalle las implicaciones que tendrían las nuevas reglas de EE. UU. Así lo manifestó el presidente de administración general de Advantech, Eric Chen.
“Todavía estamos evaluando si necesitamos contratar un asesor externo para que nos ayude a verificar la nueva regulación de control de exportaciones mientras mantenemos contactos cercanos y atención para cumplir con la regulación de nuestro gobierno local”, dijo.
Pasar agachado
Otras compañías de tecnología de Asia han preferido no hablar de sus operaciones en Rusia. “Preferiríamos mantener la cabeza gacha en este asunto, y estoy seguro de que muchos de nuestros pares sienten lo mismo”, comentó el gerente de una empresa de computadoras personales. “Es dinámico, y no queremos decir algo incorrecto”, precisó.
Del mismo modo, fabricantes de PC para juegos como MSI de Taiwán, han detenido sus envíos a Rusia siguiendo a las compañías estadounidenses Intel y Advanced Micro Devices. De esta forma, quieren evitar cometer cualquier infracción.
Incumplir con las normas comerciales impuestas por EE. UU., luego de los ataques de Rusia a Ucrania, puede generar sanciones muy severas, sostienen los expertos. “No es raro ver a las empresas pagar cientos de millones de dólares en multas por incumplimiento”, expresó Yu de Barnes & Thornburg.
“Incluso las empresas que se encuentran completamente fuera de los EE. UU. deberían preocuparse por las posibles consecuencias, ya que el incumplimiento puede dar lugar a… ser incluidas en una de las ‘listas negras’ de los EE. UU.”, añadió.
Irse de Rusia también provocará consecuencias comerciales
El año pasado, las exportaciones de teléfonos inteligentes de Samsung a Rusia crecieron un 14%. Mientras que los envíos de Xiaomi se incrementaron un 29%, de acuerdo con los datos aportados por Counterpoint Research.
Las ventas de Samsung no se limitan a los teléfonos, pues también suministró equipos de telecomunicaciones a ese país. Huawei y ZTE de China, son otras dos empresas que venden este tipo de productos a Rusia, reveló la agencia de investigación Lightcounting.
La estadounidense Hewlett Packard, junto con Lenovo, Acer y Asustek Computer de Taiwán son las empresas líderes en ventas en el mercado de PC personales de Rusia. Si bien es un mercado pequeño en términos globales, no deja de ser importante para estas compañías. HP y Acer son igualmente proveedores del gobierno ruso.
La cautela de las compañías de tecnología que operan en Europa del Este y Asia, representa un contraste con respecto a los gigantes tecnológicos globales de Occidente. Google, Apple, y Microsoft, no han dudado ni por un momento en condenar la invasión rusa a Ucrania y suspender sus operaciones comerciales en Rusia.
Silencio de las empresas
HP decidió detener sus ventas y el marketing en Rusia y LG sigue muy de cerca el desarrollo de la situación. En cambio Sony mantiene sus ventas de equipos electrónicos en el país, en áreas que no son atendidas directamente por la compañía. Sin embargo, está dispuesta a responder ante cualquier exigencia que se le haga.
Las demás empresas Acer y Asustek no han dicho si suspenderán sus negocios con Rusia, tampoco Lenovo, Xiaomi y MSI. “En comparación con sus contrapartes occidentales, podemos entender perfectamente por qué las empresas tecnológicas asiáticas y taiwanesas son generalmente más reacias a revelar sus relaciones con Rusia”, señaló un alto ejecutivo de una empresa de microchips.
Esto es comprensible porque no solo tienen que enfrentar las sanciones, sino que no cuentan con gobiernos fuertes que las apoyen. Estas empresas “no saben cuánto durará la guerra y no sólo desconfían de las represalias posteriores de Rusia y sus socios y sus clientes allí”.
“También albergan preocupaciones sobre posibles consecuencias geopolíticas de China, uno de los aliados más fuertes de Rusia”, puntualizó.