- Cortar la fuente de financiación de Rusia es una de las prioridades de la agenda resultante del encuentro del G-7.
- Pero las medidas para lograrlo no convencen completamente a los analistas, y ni siquiera a todos los líderes de las principales potencias económicas e industriales del mundo.
- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso la imposición de un control global de los precios del petróleo.
Durante la reunión del grupo de las 7 principales potencias económicas mundiales, se analizaron propuestas para bajar el precio del crudo. El grueso de las mismas se centró en un control de precios, bien al petróleo de Rusia o a todo el mercado internacional.
Importantes analistas consideran que esa medida de manipulación del mercado podría degenerar en grandes problemas. Para ellos, imponer topes a los precios nunca ha dado resultados positivos, puesto que ya se han vivido experiencias similares.
La tarea principal de esta medida sería frenar la capacidad de maniobra de Rusia en el teatro bélico de operaciones en Ucrania. Sin embargo, los analistas aseguran que el resultado de las mismas podría ser un fortalecimiento mayor de Moscú y Pekín. Si estas medidas no reciben el apoyo de China o India fracasarían irremediablemente, apuntan.
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Críticas a las pretensiones de control de precios
La reunión del G-7 apuntó a imponer un límite de precios al petróleo de Rusia para frenar el escandaloso flujo de dinero hacia Moscú. No obstante, analistas consultados en un trabajo del portal Político creen que la medida está fuera de lugar. El artículo critica duramente a los promotores de la medida.
El mencionado portal afirma que los líderes occidentales saben perfectamente que Rusia tiene herramientas para contrarrestar esa medida. Una manipulación del mercado petrolero sería rota fácilmente por Moscú diversificando su base de compradores y ofreciendo descuentos. Todo el petróleo del mercado sería costoso a menos que se compre a Rusia.
Cualquier país que quiera presionar a Rusia y pretenda comprarle petróleo al precio fijado por Occidente, el Kremlin lo sacaría de su lista de socios. Ese país se enfrentaría al mercado de altos precios de la OPEP. Ante esa posibilidad, por un lado, y por el otro, un Moscú amistoso ofreciendo cómodos descuentos, es de suponer que las medidas de control de precios contra el crudo ruso no funcionarían. Cualquier país optaría por comprar al Kremlin.
Viendo hacia Europa, el continente quedaría a merced de la OPEP (donde también tiene un papel importante Rusia). La UE, al imponer precios límites al petróleo y gas rusos, tendría que olvidarse de ser socia del país euroasiático. Tal situación llevaría a mayores problemas inflacionarios en la región.

La propuesta del primer mandatario de Francia
Pero la idea de imponer un tope al precio del crudo ruso y la posibilidad de ese país de esquivar la medida y volverla en contra de Occidente dio paso a la propuesta de Macron. El primer mandatario francés sugirió que la medida de topes al petróleo no se limitara solo al crudo ruso, sino a todo el mercado mundial.
Los representantes de las otras naciones se mostraron escépticos a la idea. Por ejemplo, Alemania fue uno de los menos entusiasmados por la propuesta de Macron. El primer desafío sería imponer a la OPEP y otros países productores los precios que Occidente, unilateralmente, decida que tenga un recurso que se mueve según normas de oferta y demanda del mercado.
Los representantes alemanes temen que el control de precios pueda llevar a una reacción de los ofertantes. Por ejemplo, un recorte de la producción para generar escasez, lo cual sería un escenario de pesadillas. Una organización como la OPEP, la cual nació para evitar precisamente que los compradores decidieran los precios, estaría poco dispuesta a dejarse convencer.
“No veo como pueda funcionar esto porque sería un movimiento de confrontación al que los productores podrían reaccionar reduciendo la producción. No podemos tener una guerra energética ahora”, resalta Simone Tagliapietra del think tank Bruegel citado en Político. Una opinión similar, aunque más directa, ofreció Adam Posen, de otro grupo de analistas (International Economics). Enfáticamente, dijo que “esa medida va a fracasar”.

Suavizando las palabras del presidente francés
Aunque el presidente de Francia dejó claro que los países petroleros deben adaptarse a los límites de Occidente, desde París trataron de suavizar su postura. Un portavoz de gobierno dijo que la propuesta se centraba en el trabajo en conjunto de todas las partes del mercado.
“Se trata de una moderación de precios a través de un mejor equilibrio del mercado, lo que implica potencialmente un aumento de la producción. Esto debe hacerse de manera concertada con los principales países compradores y productores”, expresó el funcionario gubernamental galo.
Se puede apreciar que las palabras pasaron de “control” a “moderación” de los precios del crudo. Pese a ello, la nueva versión de París no es una novedad que la OPEP no haya escuchado antes desde las naciones consumidoras. Aún así, el aumento de la producción no llegó amteriormente.
Recientemente, los países de la organización de productores accedieron a aumentar la producción diaria de 400.000 a 650.000 barriles. Sin embargo, se trata de un bombeo que probablemente se mantendría por detrás de la producción de la época prepandémica. Los modestos planes de aumento de producción de la OPEP se mantuvieron a pesar del tono amenazante de EE.UU.
Los roces entre la administración Biden y las autoridades de Arabia Saudita, principal voz de la OPEP, llegaron a amenazas mutuas el año pasado. Pese a ello, el cartel petrolero mantuvo el nivel de producción y solo lo cambiaron cuando decidieron que no representaba un peligro para sus ingresos.
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¿Es probable que la OPEP tenga razón?
El anuncio del aumento de la capacidad diaria a 650.000 barriles de crudo no tuvo el efecto de baja de precios debido a unas declaraciones de EAU. Un funcionario de ese país, el cual es uno de los principales productores de la OPEP, dijo que la capacidad de producción estaba al tope. Esa afirmación hizo subir nuevamente el precio del crudo en los principales índices.
Hasta ahora se pensaba que Arabia Saudita y EAU eran las únicas naciones de la organización con capacidad de producción mayor a la actual. Sin embargo, las declaraciones del ministro de energía de EAU sacan a su país de esa ecuación.
Aplicar un control de precios, bajos tales circunstancias, podría generar una crisis de petróleo similar a la de la década de 1970. Por otro lado, es de tener en consideración que la capacidad de producción de las naciones petroleras no está en su mejor momento. La época de paralización total de la pandemia causó estragos en la industria debido a la caída de la demanda.
Los productores sostienen que, sin inversión, gran parte de la capacidad de producción se perdió y reconstruirla llevará tiempo. Por otro lado, se destaca que grandes fuentes de petróleo están fuera del mercado por distintas razones. Por ejemplo, Estados Unidos se niega a aumentar la producción por motivos de transición. Al otro extremo, Irán y Venezuela no pueden exportar libremente su petróleo en el mercado. Cabe destacar que el país iberoamericano cuenta con la mayor reserva del mundo.

China e India no apoyarían el control de precios
Como ya ha quedado demostrado en la crisis ucraniana, ni China ni la India tienen intenciones de seguir mandatos de Occidente. Para estos y decenas de naciones de Asia, África y América Latina, Ucrania es un país lejano que poco tiene que ver con sus intereses nacionales. En ese sentido, tienen poco que decir y mucho que perder si apoyan las sanciones contra Rusia.
“El PIB de Rusia caerá en un 8% debido a las sanciones, pero no es suficiente y mientras tenga tal nivel de comercio podrá recuperarse rápidamente”
Llegados a ese punto, la voz de dos grandes consumidores de petróleo determinaría el éxito de los planes de Occidente. Por ejemplo, si Pekín y Delhi ignoran el control de precios al petróleo de Rusia, las naciones europeas recibirían un golpe devastador. Dado el actual mapa geopolítico, Occidente ya no está en condiciones de obligar a esos países a tomar camino dictado por ellos.
Analistas como Stormy-Annika Mildner, del Aspen Institute Germany consideran que India es indispensable para el éxito de la medida, pero es escéptica a la disposición de ese país. Afirma que la intensión de evitar que Rusia continúe recibiendo montañas de dinero tiene sentido, pero las medidas que se están pensando probablemente no tengan el resultado deseado.
“Rusia sigue vendiendo mucho gas y petróleo, y sus ingresos aumentan por las ventas porque el precio ha subido y hay más escasez en los mercados”, lamenta. Dice que el Producto Interno Bruto de Rusia caerá en un 8% debido a las sanciones, pero no es suficiente y mientras tenga tal nivel de comercio podrá recuperarse rápidamente.
Un tablero geopolítico muy favorable para Moscú
Que los rusos sean expertos en ajedrez no es un mito. Precisamente, los cerebros del Kremlin parece que convirtieron el mapa geopolítico en un tablero de ajedrez. Moscú sabe que perder Ucrania sería un golpe fuerte a la moral y a las aspiraciones de Occidente. Por eso, los países europeos y EE.UU. están dispuestos a enviar ayuda mientras dure el conflicto.
Una victoria rápida de Rusia traería mayores problemas para Moscú, pues tendría que enfrentarse a una guerra de desgaste y a la reconstrucción de Ucrania. El avance lento, por otro lado, parece la estrategia clave para la victoria. Rusia tiene una capacidad descomunal para producir armas en cantidades industriales y las cuales harán mucho daño a las tropas ucranianas. Por su parte, Kiev depende totalmente de las armas de Occidente.
De allí el desespero del presidente francés por imponer un control de precios que corte las enormes fuentes de ingresos de Rusia. El Kremlin tienen mucho dinero para financiar la guerra mientras los países occidentales se acercan a la recesión económica. ¿Cuánto tiempo podrán sostener el envío de miles de millones de dólares en ayuda a Ucrania?
Eso último es lo que Rusia está dispuesta a averiguar. De allí que el avance lento aumenta el desangre de la economía europea. Se trata de sostener a Ucrania a toda costa mientras ellos están al borde de mayores problemas económicos que los que tienen ahora. Moscú sabe que las posibilidades de Ucrania de ganar la guerra son inexistentes y en el momento que Rusia lo decida avanzará sobre Kiev sin que nadie pueda hacer nada. Pero hacerlo ahora libraría de una carga pesada a sus enemigos occidentales.
Las opiniones y puntos de vista expresados en este trabajo son estrictamente del autor y no reflejan necesariamente las de El País Financiero.