- En un gesto de desespero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, envió una carta a las principales refinadoras de crudo exigiendo que aumenten el bombeo.
- Representantes del sector no tardaron en responder a la misiva del primer mandatario. En la misma aseguran que están por encima del 90% de capacidad.
- Al mismo tiempo, reprochan a las autoridades de ser las principales responsables de los precios por las políticas de limitar la explotación interna y confiar en fuentes exteriores.
- Fuentes afirmaron a Reuters que la próxima semana habrá una reunión entre la secretaria de energía de EE.UU., Jennifer Granholm, y representantes de las empresas procesadoras de crudo.
La escalada de los precios en la principal economía mundial no da señales de suavizarse. El costo de la gasolina es uno de los principales impulsores del incremento inflacionario, con un galón que sobrepasa la barrera de los $5 dólares. Las refinerías están al tope de su capacidad, pero eso no alcanza para saciar la demanda.
A pesar de la alta capacidad operativa, desde la Casa Blanca ven los ingresos de las refinerías como una carga para los consumidores. El propio presidente del país norteamericano se refirió a los márgenes de ganancias de esas empresas como algo “inaceptable”.
La inflación en la principal economía mundial tiene múltiples factores, los cuales son profundos y se entrelazan unos con otros. No obstante, el primer mandatario estadounidense insiste en imponer el peso de la culpa a dos factores: la guerra y la ambición de las refinerías.
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El papel de las refinerías en la inflación
Culpar a las refinerías de la inflación puede tener sentido si no se analizan los factores de contexto en este problema. La pandemia fue el principal problema para el mercado petrolero, puesto que la demanda llegó a bajos históricos debido a la paralización del comercio mundial. De allí que los problemas económicos de las empresas del sector se hicieron crónicos.
Un importante número de las refinerías de Estados Unidos se vio forzada a cerrar sus puertas. Otras despidieron a gran parte de sus plantillas y salieron de equipos necesarios para adaptarse a una producción limitada. Aparte de esto, esas compañías venían adaptándose a la producción de combustibles más amistosos con el medio ambiente.
En ese sentido, el procesamiento de petróleo se adaptó a la baja oferta en el mercado y con una demanda recortada en extremo. Con la normalización del comercio, la demanda petrolera retomó rápidamente los niveles previos a la pandemia y tras ella, pero a un ritmo más lento, iba la producción. Esto último produjo el inicio de la escalada del precio del petróleo.
Pero si el bombeo iba lento en su recuperación, el procesamiento se mantuvo estancado. Las refinerías fueron incapaces de recuperarse y ahora, cuando ya están al tope de la producción, es que los efectos comienzan a ser notados. Actualmente, el precio de la gasolina en Estados Unidos es de $5.009 dólares por galón.
En España, país con sueldos muy inferiores a los de EE.UU., el asunto de la gasolina es peor. El subsidio de 20 céntimos se ha deshecho como un azucarillo frente a la mirada impotente de los consumidores para quienes la diferencia es poco práctica.

Los dos culpables de la inflación, según Biden
Durante el mes de mayo, la inflación en Estados Unidos alcanzó un récord de 40 años, con un 8.6%. El presidente del país, en ese entonces en Los Ángeles, declaró que los precios eran resultado del “impuesto de Putin”. A su juicio, el presidente de Rusia era el culpable de la subida de los precios.
Aunque la salida de Rusia del mercado petrolero occidental (consecuencia de las sanciones y no por decisión de Putin) afecta los precios del crudo, no es un factor determinante. Antes del inicio de la guerra en Ucrania, ya la inflación estaba en altos de 40 años. De hecho, los datos oficiales arrojaron un 7.5% en enero y 7.9% en febrero.
El segundo culpable, al que apunta Biden, son las refinerías. Es de destacar que no es el único que considera a estas empresas como sospechosas de inflar los precios de manera intencional. En ese sentido, en Alemania y otros países de la UE (excepto España) las autoridades investigan a las empresas petroleras que también se dedican a procesar la materia prima.
La situación de estas empresas de refinamiento, explicada más arriba, habla de la transición hacia la creación de productos menos contaminantes que el petróleo. Eso crea un futuro incierto para el combustible fósil, lo cual pesa de manera importante en las decisiones de los inversores. En otras palabras, las compañías no pueden decidir refinar más crudo porque no es tan simple. Para ello se requiere tiempo y mucho dinero en inversiones para activar nueva infraestructura, explica CNBC.

La carta de Biden a las refinerías
En una carta salida desde la oficina oval con destino a los despachos de las empresas petroleras de refinamiento, se leen numerosos reproches. En la misma, el primer mandatario pide a las compañías procesar más petróleo y diésel para aliviar la presión inflacionaria que pesa sobre los consumidores. “Las empresas deben tomar acciones inmediatas para aumentar la oferta”, expresa la misiva presidencial.
“En tiempos de guerra, los márgenes de ganancias históricamente altos de las refinerías que se transfieren a las familias estadounidenses no son aceptables” – Joe Biden
Entre las empresas a las que se dirigió el mensaje escrito de Biden, se cuentan Chevron y Exxon Mobil. En conjunto, las firmas que transforman el crudo en el producto final habrían triplicado sus ingresos desde el mes de enero. Este aumento, pagado por los consumidores, fue calificado de “inaceptable” por parte del presidente del país norteamericano.
A su juicio, las refinerías están aprovechando los altos precios para bajar la oferta y obtener mayores márgenes de ganancias. Por ello, la carta solicita a esas empresas aumentar la producción de combustible de inmediato. “En tiempos de guerra, los márgenes de ganancias históricamente altos de las refinerías que se transfieren a las familias estadounidenses no son aceptables”, expresa el presidente.
El citado portal CNBC explica que estas empresas no pueden simplemente aumentar el procesamiento cuando las tasas de utilización están arriba del 90%. Esta explicación del medio informativo concuerda con la respuesta que las empresas petroleras enviaron a la carta del presidente estadounidense un día después de recibirla.
La respuesta a Biden por parte de las refinerías
El instituto estadounidense de petróleo (API en inglés) y la Exxonmobil Corporation respondieron la carta del mandatario. En la respuesta, las encargadas de procesar el crudo devuelven la acusación hacia la Casa Blanca. Afirman que la intensa presión de las autoridades para que la industria se aleje del petróleo y el gas ha espantado a los inversores, dañando la capacidad de crecimiento de muchas empresas.
“Cualquier sugerencia de que las refinerías estadounidenses no están poniendo de su parte para traer estabilidad al mercado es totalmente falsa” – Chet Thompson, presidente de Fabricantes estadounidenses de combustibles y productos petroquímicos
“La agenda política equivocada de la administración que se aleja del petróleo y del gas natural domésticos ha agravado las presiones inflacionarias. Esta ha agregado vientos en contra de los esfuerzos diarios de las empresas para satisfacer las crecientes necesidades de energía mientras reducen las emisiones”. Con esa respuesta, el CEO de la API, Mike Sommers, culpa las políticas gubernamentales.
Al margen de todo esto, el hecho incontrovertible es que las refinerías tienen favorables márgenes de ganancias. Por otro lado, agregan que otra de las razones de la inflación, es la negativa del gobierno de reforzar la industria interna petrolera. “Antes de su viaje al Medio Oriente el próximo mes, instamos al presidente a priorizar el desbloqueo de los recursos energéticos de EE.UU., que son la envidia del mundo, en lugar de aumentar la dependencia de fuentes extranjeras”.
La carta afirma que enviaron al gobierno una propuesta de 10 acciones urgentes que se deberían tomar para bajar la presión en los precios. Entre las recomendaciones se cuenta la aprobación de infraestructura energética crítica, el aumento del acceso al capital para las refinerías y la aplicación de ventas de arrendamientos de energía.
La eliminación temporal de algunas disposiciones de la Ley Jones
Por otro lado, la empresa Exxon Mobil resaltó que sus inversiones en aumento de infraestructura en Estados Unidos han sido descomunales. Durante los últimos 5 años habrían colocado más del 50% de sus ganancias para aumentar la producción de combustible. Sin embargo, lamentan, la demanda crece de una manera más acelerada y las políticas de transición han frenado su capacidad de expansión.
Consideran que la solución está en las manos del gobierno y no de las empresas que ya están al máximo. La directiva de la firma aconseja que, en el corto plazo, el gobierno de EE.UU. podría promulgar medidas que se usan a menudo en emergencias después de huracanes u otras interrupciones de suministro. Entre ellas, algunas exenciones de las disposiciones de la Ley Jones relacionadas con el combustible para aumentar los suministros.
La retirada de ciertas disposiciones de la Ley Jones, podría bajar la presión sobre las refinerías, pero no les permitiría aumentar la producción. Pese a ello, se trataría de una solución temporal para evitar que los precios del combustible sigan haciendo inútiles los esfuerzos de la Reserva Federal en cuanto al retiro de las políticas monetarias y fiscales.
La empresa petrolera dice que en el largo plazo, el gobierno podría retirar algunas de sus políticas más “dañinas” para el sector. Esto último se refiere a la ampliación de la explotación interna de los yacimientos. Además, coincide con la API en que los arrendamientos energéticos, la aprobación regulatoria simplificada y el acceso al crédito son imprescindibles para corregir un problema que va más allá de lo superficial.
Dato: La Ley Jones es una disposición proteccionista que regula el comercio en los puertos estadounidenses con ventajas muy marcadas hacia adentro. Sin embargo, en tiempos de escasez, algunas disposiciones se anulan temporalmente para recibir productos externos sin mayores trabas y sin herir las ganancias de empresas foráneas.

Una esperada reunión entre las partes
Las acusaciones entre las autoridades estadounidenses y las empresas procesadoras de petróleo podrían terminar en un acuerdo. En ese caso, la secretaria de energía de EE.UU., Jennifer Granholm, estaría preparándose para reunirse con representantes de las empresas petroleras en el corto plazo. Esa información la habría obtenido Reuters de fuentes relacionadas.
El portal asegura que las partes se verían las caras el próximo 23 de junio para solventar las tensiones entre ambos sectores. Los problemas han venido creciendo paulatinamente desde los ataques del presidente Biden hacia “los sectores contaminantes” en su conocida agenda verde.
Desde entonces, los episodios de problemas han sido constantes y el último de ellos fue el relatado intercambio de cartas. Hasta ahora, la reunión no ha sido confirmada por ninguno de los involucrados en la polémica. Mientras tanto, las personas deben pagar un alto costo por llenar el tanque de combustible.
Además, ese costo de la gasolina, el diésel y el gas está provocando una actitud más agresiva de la Reserva Federal en cuando a la subida de los tipos. Este miércoles, al concluir la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) se conoció la aplicación de una nueva subida de la tasa de interés en 75 puntos básicos, la subida más alta desde 1994.
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Reino Unido al rescate
La situación del precio del combustible se torna tan dramática en Estados Unidos que su aliado principal en Europa, Inglaterra, le está asistiendo. Así, según portales especializados, Londres habría enviado cerca de 2 millones de barriles de gasolina al país norteamericano durante el mes de mayo.
Es de tenerse en consideración que el país europeo no pasa por un buen momento en términos de combustible para sus ciudadanos. Actualmente, el precio del galón regular en el Reino Unido es $3.3 dólares más costoso que en Estados Unidos. En esa nación, los conductores pagan $8.33 dólares por galón, lo que les convierte en uno de los países más costoso de Europa para conducir.
Como es de suponer, el envío de gasolina y diluyentes desde Londres es de poca ayuda a la hora de descargar la presión que tienen las refinerías sobre sus hombros. Como se destacó al principio, muchas de ellas estarían por encima del 90% en su capacidad de producción. Al mismo tiempo que se da este contexto, los precios del petróleo se mantienen en una franja muy por encima de lo deseado.
Al momento de redactar, el petróleo en el índice internacional Brent, se cotiza en $119.09 dólares por barril. En el índice norteamericano de referencia, (WTI) el valor es de $116.96 en la misma unidad de medida.

Las metas ambientales en peligro
Una de las preocupaciones que derivan del actual problema con los precios del petróleo y de sus derivados tiene que ver con las metas ambientales. En tanto, si las medidas para reducir los precios pasan por bombear y refinar más petróleo, eso se traduce en aumentar los niveles de contaminación a costa de la transición hacia otras formas.
En el caso particular del Reino Unido, sus autoridades estarían dando prioridad a la seguridad energética en lugar los deberes climáticos. Esto es remarcado por Felicity Bradstock en un reciente trabajo. La periodista relata que el gobierno británico estaría dando marcha atrás a sus promesas de eliminar la producción de carbón para el año 2024.
Estados Unidos no es el único sitio donde las refinerías están experimentando presión para que aumenten la capacidad de procesamiento. Desde Londres, el gobierno está dando un apoyo sustancial a numerosos nuevos proyectos vinculados al petróleo y al gas natural. Con ello, se estaría consumado un giro de 180 grados en las políticas ambientales de esa nación.
La salida del juego del petróleo ruso, debido a las sanciones punitivas contra Moscú por su intervención en la guerra civil ucraniana, están pasando factura. Mientras Rusia busca nuevos socios para que compren su petróleo y obtenga jugosos ingresos gracias a los altos precios, Occidente sufre por la falta de esa commodity, lo que parece indicar que algunas sanciones se tomaron de manera impulsiva.